Señor Director.
Los únicos ruidos de sables o conatos provienen de algún baúl de los recuerdos militares, pero no del interior de las Fuerzas Armadas. Menos, de esa inmensa mayoría que recientemente ha sido confirmada en sus cargos o han sido designados para cumplir misiones al mando de una unidad militar o premiados con una designación en el extranjero. Son profesionales que piensan y cumplen, al igual como lo expresara el ex Comandante en Jefe del Ejército, General Ricardo Izurieta Caffarena: Chile siempre primero y a su Ejército, honor y gloria. Son soldados que hoy se relacionan con el mundo en intercambios profesionales que demandan un profesionalismo a toda prueba. Son los que hoy tienen la confianza de su Comandante en Jefe y del Ejército cumpliendo, sin distraerse, con sus periodos de instrucción a lo largo de todo Chile. Rindiendo sus exámenes de grado en las campañas y maniobras finales, disfrutando del mando y poniendo toda la atención en sus subordinados. Otros, efectuando su último esfuerzo para obtener su apreciada piocha de paracaidista, comando, montañés o para graduarse de Oficial, Suboficial o Soldado.
Les aseguro que ninguno de aquellos está preocupado, ni siquiera interesado, en lo que la prensa y algunos sectores políticos –perversa e interesadamente– quieren tensionar con sus comentarios: la relación y convivencia interna de los miles de hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas. No es tema para ellos. Para eso está el Comandantes en Jefes y el Altos Mando Institucional. Ellos saben reconocer los cantos de sirenas y los tradicionales “chaqueteos” de quienes, siempre están dispuestos a criticar, aunque en ese mezquino acto, se les vaya su propio honor.
Reconozco eso sí, que no es lo mismo estar destinado en el Norte, en el Sur, o en Santiago. La capital siempre es diferente. Tal como he visto a muchos ex “veteranos del 78”, no es malo viajar a las unidades más extremas o más aisladas para darse cuenta que Santiago no es Chile.
Finalmente, y fiel a la tradición militar, más que nunca, es prudente recordar el uso de la espada o el yatagán: “No me desenvaines sin razón y no me envaines sin honor”.
Christian Slater Escanilla.
Coronel de Ejército.