
A cada una de ustedes, mujeres extraordinarias, que día a día se entregan con valentía y amor incondicional, les envío un saludo afectuoso. Su labor es invaluable, su fuerza es inspiradora y su dedicación es un ejemplo para todos.
Sé que el camino de la maternidad está lleno de desafíos, de sacrificios y de momentos de cansancio. Pero también sé que el amor de madre es capaz de superar cualquier obstáculo, de iluminar los días más oscuros y de construir un lazo eterno.
Por eso, en este día, quiero elogiar su entrega, su paciencia, su sabiduría y su capacidad de amar sin límites. Ustedes son el pilar fundamental de nuestras familias, el refugio seguro en los momentos de tormenta y la fuente de alegría en los momentos de celebración.
Y en esta fecha, mi corazón se llena de nostalgia y amor al recordar a aquellas madres que ya no están físicamente con nosotros, pero que viven en nuestros recuerdos y en nuestros corazones. A mi propia madre, que me guía desde el cielo, le envío un beso y un agradecimiento eterno por su amor y su ejemplo.
También quiero dedicar un saludo muy especial a mi querida madrina, Cecilia Alarcón, quien ha sido para mí una madre, un apoyo incondicional y una fuente de inspiración.
A todas las madres, en nombre propio y en nombre de todos quienes valoramos su inmenso aporte, les deseo un día lleno de amor, de alegría, de sorpresas agradables y de merecido reconocimiento.
¡Feliz Día de la Madre! Que se sientan hoy más queridas y celebradas que nunca.