Motivado por el voto de la Junta Nacional que aprobó tanto por el pacto con el sector oficialista como apoyar a la candidata Jeannette Jara en primera vuelta, el diputado Alberto Undurraga renunció a la presidencia del Partido Demócrata Cristiano, medida que había anunciado mientras desarrollaba la intervención en el Consejo Nacional.
Sin duda que este Consejo Nacional del PDC, celebrado este sábado 26 de julio, a 2 días de cumplir 68 años de vida no pasara desaparecido en la historia de la colectividad de la flecha roja luego de decidir por un 63% apoyar a Jeannette Jara en la primera vuelta presidencial, optando por los cupos que el oficialismo otorgue en el pacto único parlamentario, decidiendo con esta votación parlamentaria el futuro del Partido ya que necesita al menos sacar el 5% de la votación (hasta el momento).
Ya había señalado la posibilidad de renuncia el día de la `proclamación de Carolina Tohá en Maipú, donde señalo su declinación a postular a la reelección en la Cámara de Diputados por el distrito 8 y no postular a un cupo en el senado.
Las razones que esgrime e esta renuncia es que su posición perdió y que deja el espacio libre dando un paso al costado, como a su juicio corresponde, de manera que se asuma esta nueva estrategia política.
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CARTA RENUNCIA A LA PRESIDENCIA NACIONAL
Estimadas y estimados camaradas: Permítanme comenzar esta carta saludándoles con afecto, en la antesala de una fecha significativa: el próximo lunes 28 de julio, nuestro partido cumple 68 años de vida al servicio de Chile y su gente. Una historia marcada por el compromiso con la democracia, la justicia social y la dignidad de las personas.
No podemos desconocer que estos años han estado marcados por salida de militantes, pérdida de representación a lo largo del país, y que las tensiones de convivencia han vuelto en estos últimos meses a ser una realidad. Asumí la presidencia del partido hace tres años en un contexto adverso. Trabajé con convicción junto a las Mesas Nacionales que encabecé para que nuestra Democracia Cristiana recuperara su relevancia en la opinión pública y volviera a ser un espacio político convocante para quienes creemos en un proyecto humanista cristiano, de centro progresista, lejos de los extremos, con propuestas concretas frente a los desafíos de seguridad, desarrollo económico, justicia social, democracia, derechos humanos, medioambiente y diversidad cultural. Estoy convencido de que nuestra gestión dio señales claras en esa dirección.
En marzo pasado, la Junta Nacional me otorgó el honor de ser proclamado candidato presidencial, responsabilidad que asumí con compromiso y entrega, hasta que decliné por las razones que expresé en su momento. Planteamos la propuesta de dos primarias para así convocar a miles de ciudadanos que no se sienten convocados por el oficialismo. No fuimos escuchados y no participamos en las primarias porque no podíamos comprometer un apoyo a candidatos del PC y del FA. De hecho, hoy el centro progresista no tiene candidatura presidencial.
Siempre he promovido la unidad interna del partido, en el convencimiento de que solo con cohesión podremos proyectar nuevamente a la Democracia Cristiana como una fuerza política relevante, con vocación de futuro. He recorrido Chile, escuchado a todas las instancias partidarias, al consejo, presidentes regionales y comunales, consejeros y militantes. A las ex autoridades del partido, con todos he tenido espacios de diálogo y reflexión. Dije en las instancias partidarias y públicamente que de perder mi posición en la Junta Nacional daría un paso al costado, permitiendo que la opción triunfadora asuma el liderazgo.
Hoy la Junta Nacional ha decidido respaldar en primera vuelta a la candidata presidencial del oficialismo. He planteado en el debate que esta decisión es un error, por diversas razones doctrinarias, programáticas, políticas y electorales. He planteado que cuando se abandona nuestro electorado, izquierdizando nuestra propuesta, la gente no nos sigue, como fue el apoyo institucional al Apruebo a la primera propuesta constitucional. Pero la Junta Nacional es soberana en las decisiones.
Por las razones expuestas he decidido dirigirme a toda la militancia para comunicarles mi renuncia indeclinable a la Presidencia Nacional de la Democracia Cristiana a partir de hoy, tal como señalé hace unos minutos en la Junta Nacional del partido. Es lo que corresponde cuando un Presidente plantea una convicción en un tema relevante y la Junta Nacional define otro camino. Lo correcto y lo ético es dar un paso al lado. Estimo que quienes han triunfado en su tesis lideren ahora el partido, con plena responsabilidad y convicción. Esto permitirá generar el entorno adecuado para
implementar las decisiones que se han tomado.
Quiero reiterar que la fraternidad partidaria y el amor por Chile han sido siempre el eje de mis decisiones. Agradezco de corazón, la oportunidad de haber sido presidente del partido. Es, sin duda, el más alto honor al que puede aspirar un militante.
Mi gratitud a cada camarada de base, por su compromiso y por seguir creyendo en la posibilidad de reconstruir un proyecto humanista cristiano para Chile.
Un abrazo
Alberto Undurraga V.
Santiago, 26 de julio de 2025