Señor Director:
Aunque ya perdí la capacidad de asombro, no puedo dejar de representar mi indignación con la sociedad chilena y sus autoridades. Este 5 de abril conmemoramos la Batalla de Maipú en la más total y absoluta indiferencia. Cientos de soldados con su sangre derramada, chilena y argentina, permitieron —hace 201 años— la independencia de esta nación.
El triunfo en Maipú, aseguró la independencia de Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y la creación de la nación boliviana. Esta “Gran Batalla”, marcó la independencia definitiva de Chile y el inicio de la derrota de los realistas y sus colonias en América del Sur. Sus repercusiones estratégicas y geopolíticas permitieron, junto con el General venezolano Simón Bolívar —que avanzaba por el norte— la derrota y expulsión de los realistas de América del Sur. Con ello se puso fin a más de 300 años de dominación española.
Sin un O’Higgins, no habría habido un San Martín, sin O’Higgins y sin San Martín, no habría habido una Batalla de Maipú y menos, un Lord Cochrane. Sin un Cochrane, no habría habido una Escuadra Nacional que, enarbolando la bandera chilena con tres estrellas, viajó a Lima y derrotó a los españoles en su propio virreinato. Sin una Escuadra chilena, jamás se habría arrebatado el dominio del mar a los españoles.
Sin el dominio del mar, américa del sur, jamás habría sido libre. Pero hoy, nada de eso importa. Su recuerdo no da dividendos políticos, no está en la agenda del gobierno ni en la de la oposición, menos en los medios de comunicación, todo ello como parte del mal ejemplo que le damos a nuestra juventud. Después, no les pidamos que sean respetuosos de lo que nosotros no respetamos.
Christian Slater Escanilla
Coronel ® de Ejército.