Ayer hubo manifestaciones en Maipú, a raíz de la cuarentena obligada a la que deben someterse vecinas y vecinos. Es un riesgo manifestarse si, es peligroso protestar hoy si, pero también es riesgoso y peligroso tener que hacer cuarentena en 50 m2 y sin nada que comer.
Se prometen cajas de mercadería el domingo, sin tenerlas listas el lunes, eso es burlarse de la gente que hace ya una semana no puede trabajar, pues los que protestan no tienen su sueldo asegurado como en La Moneda y el Congreso, ellas y ellos deben salir todos los días a ganarse el pan para sus hijos.
Ahora no solo esos vecinos y vecinas tienen hambre, sino que además los enjuiciarán por las nefastas leyes antidisturbios que envió el ejecutivo y aprobó el congreso, y a eso le sumarán las sanciones por el coronavirus.
La pandemia no se resuelve a palos, la cuarentena no se hace gaseando, se logra asegurando condiciones mínimas de subsistencia para todas las familias que son alimento, luz, agua, gas, internet.
La pandemia del hambre no es privativo de Maipú en la Villa Nueva Esperanza, también en Cerrillos los barrios frente a los presidentes, sector de gente de trabajadora, que hoy también debe decidir entre el hambre y la enfermedad, o en Estación Central donde la Villa Francia, la Población Nogales o la Villa Japón que ya son sectores de alta densidad y trabajadores que viven con lo justo, son obligados a que nuestras familias elijan el hambre o la enfermedad, somos gente de trabajo, somos gente buena, no somos delincuentes.
Si queremos salir de esto es todos juntos, pero solo podremos hacerlo si el 1% más rico entiende que debe repartir parte de lo que ha ganado en estos 30 años para la mayoría, sino seguiremos acumulando rabia, descontento y muertes.